Corazón Salto

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sábado, 31 de enero de 2015

La Derecha Hueca - Notiminuto

Mi columna semanal de opinión en Notiminuto

La derecha hueca

Esta semana intentaron convencerme de que tres países, uno cuya carta magna fue redactada por un dictador atroz, otro donde ser maestro conlleva el riesgo de ser cortado en pedazos y quemado cual desecho, y otro donde los enemigos políticos se matan entre sí desde hace casi 70 años, constituían modelos de democracia a los cuales Venezuela debería imitar sin reservas.
También buscaron persuadirme de que tres ex presidentes, uno que se hizo rico defraudando al fisco y endeudando a la gente pobre, otro que se robó las elecciones presidenciales de su país para convertirlo en el único de Latinoamérica donde la pobreza incrementó en la década del 2000, y otro de quien nadie se acordaría si no hubiera dejado a su país plagado de paramilitares sanguinarios, constituían tres autoridades morales capaces de discernir universalmente el bien del mal.

En lo personal, aún no salgo de mi asombro de que alguien en la oposición venezolana haya pensado que traer a Venezuela a Sebastián Piñera, Felipe Calderón o Andrés Pastrana en calidad de defensores de los Derechos Humanos, pudiera ser una idea razonable. Ciertamente, Lilian Tintori ha debido consagrar más tiempo en su vida a entender los principios fundamentales del “kitesurf” que los de la política, pero no deja de sorprender que la incoherencia y el disparate hayan podido llegar a ese extremo. Por mencionar a Calderón nada más, los asesinatos durante su sexenio no sólo superaron las 120 mil víctimas, sino que afectaron directa y masivamente a quienes hacían política, especialmente a nivel municipal y regional. En otras palabras, en el México que gobernó no sólo se moría a manos del hampa, como sucede ahora en Venezuela, sino a manos de adversarios políticos, lo cual es muchísimo más grave en términos de desintegración social. Sintomáticamente, la única personalidad en la derecha latinoamericana que hubiera podido pretender jugar con legitimidad algún rol en el show que se montó en las afueras de la cárcel de Ramo Verde era el ex presidente Oscar Arias. Pero el premio Nobel de la Paz costarricense declaró forfait alegando razones de salud, y despachó el asunto con una carta, demostrando con ello que aún guarda, a pesar de todo, algún atisbo de sensatez.

Porque, efectivamente, todos los ex presidentes que la oposición venezolana invitó para que vinieran a señalarnos el camino a la libertad, fueron dirigentes connotados de movimientos o partidos políticos que nunca disimularon su pertenencia a la derecha, a diferencia, por cierto, de sus anfitriones venezolanos. El partido de Sebastián Piñera, Renovación Nacional, ha sido el órgano de reciclaje político de los colaboradores de la dictadura militar de Pinochet en Chile. Por su parte, el Partido de Acción Nacional de Felipe Calderón fue el instrumento mediante el cual la derecha católica saldó las cuentas (no por mucho tiempo) con la Revolución Mexicana y el PRI. En cuanto al Partido Conservador del colombiano Andrés Pastrana, su nombre habla por sí solo… Si no fuera porque conocemos la naturaleza real de la oposición venezolana, nos sorprendería que esta convocatoria para la defensa de la “causa” de Leopoldo López se situara en un espectro tan conservador, cuando el partido político que lidera, Voluntad Popular, se ufanó en diciembre pasado de haber sido admitido como miembro pleno de la Internacional Socialista. Sí, Internacional Socialista. No es ni un error, ni un chiste, y por más que esta organización solo agrupe a partidos que hace mucho traicionaron las causas populares, la adhesión de un grupúsculo derechista a una instancia socialdemócrata no deja de ser una aberración. La propia Lilian Tintori aportó la prueba irrefutable publicando su foto, codo a codo, con el Presidente de la IS, Georges Papandreou, el ex Primer Ministro “socialista” de Grecia cuyo partido no logró siquiera el mínimo de votos requerido para entrar en el parlamento en las elecciones generales, como sanción por haberse arrodillado ante las políticas de austeridad impuestas por la Troika al país heleno.

Pero más allá de la irresponsabilidad y la ligereza con la cual este sector juega a la antipolítica echando mano de las incoherencias más burdas, el problema de fondo es la desenvoltura con la cual es capaz de promover que un pinochetista venga a nuestra tierra para escupir sin pudor sobre el proceso democrático que hemos construido, desde nuestras diferencias, a lo largo de los últimos 15 años. Hacer decir por un extranjero de esa calaña que Venezuela es un estado fallido donde no existen garantías para los Derechos Humanos porque desde hace unas semanas hay colas en los supermercados, es simplemente intolerable, y constituye un ataque a las instituciones del Estado por simple cálculo y oportunismo político. Y es la demostración de que esta derecha hueca, sin ningún freno moral, no se opone al gobierno sino a la República.

Si acaso existe algo como una oposición responsable y comprometida con el orden constitucional, ya es tiempo que combata a esta derecha hueca con la misma firmeza con que la combatimos nosotros.

Temir Porras Ponceleón


sábado, 24 de enero de 2015

Maduro les refrescó la memoria y les enredó las cuentas - Mi columna de opinión en Notiminuto

A partir de este sábado 24 de enero de 2015 estaré publicando una columna (en principio semanal) en la web de información Notiminuto. Gracias a ellos por ofrecerme ese espacio, y a ustedes por darme el privilegio de leerla.
Abajo tienen el link hacia notiminuto.com, y a continuación el texto de mi columna.

Maduro les refrescó la memoria y les enredó las cuentas - Notiminuto

El Presidente Nicolás Maduro ofreció, en su Memoria y Cuenta del año 2014, un discurso políticamente hábil.

En primer lugar porque fue el discurso de un Jefe de Estado, como corresponde hacerlo en este importante rito de exaltación de las instituciones de la República. Maduro en ello se inscribió, a pesar de la informalidad con la que reportó dos veces la fecha, en la tradición inaugurada por el Comandante Hugo Chávez de veneración solemne de la institucionalidad creada por la Constitución del 99. Una opción por la gravedad y el sentido de Estado que, además, cala muy bien en tiempos de incertidumbre, cuando la estabilidad y la tranquilidad tienden a convertirse en las principales demandas sociales.
La derecha, con su mofa, su desprecio, su “Nicolás” y su apuesta por la profundización de la crisis, anhelaba que la Memoria y Cuenta diera el pitazo inicial para reeditar el bochinche callejero del año pasado. Pero en lugar de una capitulación en vivo y en cadena, en vez del discurso volátil y reculón al que se había preparado con gula, la oposición escuchó, atónita, a un Presidente sereno que le impuso su agenda, demostrando que aprendió a hacer valer la banda tricolor y la medalla que ese día portaba en el pecho.

Luego, porque el Presidente no se dejó arrinconar en el requisitorio sobre el 2014 donde la derecha lo quería encerrar. Maduro inscribió su balance en la continuidad histórica de la Revolución Bolivariana, vinculando el ayer con el hoy y, más aún, con el mañana. Una cosa es la coyuntura, por adversa que pueda ser, y otra muy distinta la lucha histórica entre derecha e izquierda por construir sus respectivos proyectos de sociedad. No pudiendo ufanarse de la coyuntura, Maduro apeló a la lucha histórica para recordarle al pueblo venezolano que los derechos conquistados en Revolución, sólo en Revolución se disfrutan. ¿La derecha en el gobierno? Sería la Venezuela de los anaqueles llenos y las despensas vacías. El Presidente no hizo el balance de un año de gobierno, sino de 15 años de Revolución, y planteó su terreno de acción en la perspectiva de un mandato al cual le quedan todavía 4 años por delante, es decir, mucho por lograr.

Y finalmente, porque el Presidente no le huyó al tema de los problemas coyunturales, pero tampoco se dejó acorralar en ellos. Maduro diluyó los complicados anuncios en materia de política cambiaria y fiscal en un conjunto de decisiones económicas impregnado de buenas noticias. Reiterando que la Revolución gobierna desde la izquierda, sorprendió con el anuncio del incremento de 15% del salario mínimo arrancando el año, junto con el de varias otras transferencias directas a los sectores más vulnerables. Luego echó a andar un programa anticíclico de inversión en infraestructura y viviendas, con cifras y hasta puntos de cuenta firmados en plena sesión, para buscar reactivar una economía en recesión orientando los flujos hacia sectores creadores de empleo y de bienestar social. Sólo en tercer lugar tocó el tema cambiario, para en esencia reafirmar el tipo de cambio a 6,30 y anunciar la legalización del mercado paralelo de divisas, como para hacer felices, y desconcertar al mismo tiempo, a su izquierda y a su derecha. En cuanto a proporcionar detalles sobre el funcionamiento del sistema cambiario, es decir la parte políticamente más resbalosa, se la endosó al Ministro de Finanzas. En cuarto lugar evocó el tema de los precios de los combustibles en el mercado interno, afirmando que había que revisarlos y llevarlos a un nivel “justo” sin mayor precisión, y convocó a un debate nacional que delegó esta vez en otro fusible, el Vicepresidente.

A falta de sustancia, quienes esperaban que el Presidente acudiera a la Asamblea Nacional a inmolarse no tuvieron otra que hacer catarsis con el ahora muy célebre “Dios proveerá”. ¿Que el discurso del Presidente deja abiertas algunas interrogantes sobre el futuro inmediato de la economía del país? Ciertamente. Y le corresponde a su gobierno responderlas tan pronto como sea posible. Pero no es menos cierto que lo último que esperaba la derecha de los anuncios de principios de año era que generasen estabilidad y sosiego. Y a esos que soñaban con ver el país incendiarse, el Presidente Maduro les refrescó la memoria y les enredó las cuentas.