Mi columna semanal de opinión en Notiminuto
La derecha hueca
Esta semana intentaron convencerme de que tres países, uno cuya
carta magna fue redactada por un dictador atroz, otro donde ser maestro
conlleva el riesgo de ser cortado en pedazos y quemado cual desecho, y otro
donde los enemigos políticos se matan entre sí desde hace casi 70 años, constituían
modelos de democracia a los cuales Venezuela debería imitar sin reservas.
También buscaron persuadirme de que tres ex presidentes, uno que
se hizo rico defraudando al fisco y endeudando a la gente pobre, otro que se
robó las elecciones presidenciales de su país para convertirlo en el único de
Latinoamérica donde la pobreza incrementó en la década del 2000, y otro de
quien nadie se acordaría si no hubiera dejado a su país plagado de
paramilitares sanguinarios, constituían tres autoridades morales capaces de
discernir universalmente el bien del mal.
En lo personal, aún no salgo de mi asombro de que alguien en la oposición
venezolana haya pensado que traer a Venezuela a Sebastián Piñera, Felipe
Calderón o Andrés Pastrana en calidad de defensores de los Derechos Humanos,
pudiera ser una idea razonable. Ciertamente, Lilian Tintori ha debido consagrar
más tiempo en su vida a entender los principios fundamentales del “kitesurf” que
los de la política, pero no deja de sorprender que la incoherencia y el disparate
hayan podido llegar a ese extremo. Por mencionar a Calderón nada más, los
asesinatos durante su sexenio no sólo superaron las 120 mil víctimas, sino que
afectaron directa y masivamente a quienes hacían política, especialmente a
nivel municipal y regional. En otras palabras, en el México que gobernó no sólo
se moría a manos del hampa, como sucede ahora en Venezuela, sino a manos de
adversarios políticos, lo cual es muchísimo más grave en términos de desintegración
social. Sintomáticamente, la única personalidad en la derecha latinoamericana
que hubiera podido pretender jugar con legitimidad algún rol en el show que se
montó en las afueras de la cárcel de Ramo Verde era el ex presidente Oscar
Arias. Pero el premio Nobel de la Paz costarricense declaró forfait alegando
razones de salud, y despachó el asunto con una carta, demostrando con ello que
aún guarda, a pesar de todo, algún atisbo de sensatez.
Porque, efectivamente, todos los ex presidentes que la oposición
venezolana invitó para que vinieran a señalarnos el camino a la libertad, fueron
dirigentes connotados de movimientos o partidos políticos que nunca disimularon
su pertenencia a la derecha, a diferencia, por cierto, de sus anfitriones
venezolanos. El partido de Sebastián Piñera, Renovación Nacional, ha sido el
órgano de reciclaje político de los colaboradores de la dictadura militar de
Pinochet en Chile. Por su parte, el Partido de Acción Nacional de Felipe
Calderón fue el instrumento mediante el cual la derecha católica saldó las
cuentas (no por mucho tiempo) con la Revolución Mexicana y el PRI. En cuanto al
Partido Conservador del colombiano Andrés Pastrana, su nombre habla por sí solo…
Si no fuera porque conocemos la naturaleza real de la oposición venezolana, nos
sorprendería que esta convocatoria para la defensa de la “causa” de Leopoldo
López se situara en un espectro tan conservador, cuando el partido político que
lidera, Voluntad Popular, se ufanó en diciembre pasado de haber sido admitido
como miembro pleno de la Internacional Socialista. Sí, Internacional
Socialista. No es ni un error, ni un chiste, y por más que esta organización
solo agrupe a partidos que hace mucho traicionaron las causas populares, la
adhesión de un grupúsculo derechista a una instancia socialdemócrata no deja de
ser una aberración. La propia Lilian Tintori aportó la prueba irrefutable publicando
su foto, codo a codo, con el Presidente de la IS, Georges Papandreou, el ex
Primer Ministro “socialista” de Grecia cuyo partido no logró siquiera el mínimo
de votos requerido para entrar en el parlamento en las elecciones generales,
como sanción por haberse arrodillado ante las políticas de austeridad impuestas
por la Troika al país heleno.
Pero más allá de la irresponsabilidad y la ligereza con la cual este
sector juega a la antipolítica echando mano de las incoherencias más burdas, el
problema de fondo es la desenvoltura con la cual es capaz de promover que un pinochetista
venga a nuestra tierra para escupir sin pudor sobre el proceso democrático que
hemos construido, desde nuestras diferencias, a lo largo de los últimos 15
años. Hacer decir por un extranjero de esa calaña que Venezuela es un estado
fallido donde no existen garantías para los Derechos Humanos porque desde hace
unas semanas hay colas en los supermercados, es simplemente intolerable, y constituye
un ataque a las instituciones del Estado por simple cálculo y oportunismo
político. Y es la demostración de que esta derecha hueca, sin ningún freno
moral, no se opone al gobierno sino a la República.
Si acaso existe algo como una oposición responsable y comprometida
con el orden constitucional, ya es tiempo que combata a esta derecha hueca con la
misma firmeza con que la combatimos nosotros.
Temir
Porras Ponceleón
Hola Temir, Excelente articulo.
ResponderEliminarTienes algun e-mail donde pueda escribirte?
Gracias.