Tras once años al frente del gobierno, el Presidente de la República Cooperativa de Guyana, Bharrat (que en árabe quiere decir especia) Jagdeo, efectúa su primera e histórica Visita Oficial a la República Bolivariana de Venezuela este 21 de julio.
Ya veo a la escualidumbre berreando lugares comunes propios de analistas más asiduos a las tascas que a las bibliotecas. Que si además de petróleo les vamos a regalar el Esequibo. Que si la visita oficial a Venezuela se la deberíamos organizar en la Zona en Reclamación. Que si lo trajimos a Caracas para firmar la entrega de la soberanía.
Cómo le gusta a la derecha un pleito con un país más pequeño, con menores posibilidades económicas y mayores problemas sociales. Cómo respira racismo al referirse a los “negritos” con los cuales Chávez se junta, en lugar de hacerse invitar, como Uribe, a las reuniones del G8.
Los apátridas que incurren en inteligencia con la derecha colombiana, es decir con los gringos, van a salir de primeros a inflar el pecho frente a Guyana, con ínfulas de “Mariscal de la Batalla del Cuyuní”, o de “Procónsul en Georgetown”.
Lo cierto es que tras décadas de diplomacia inútil y de amenazas absurdas de invasión a un país vecino de talla modesta, Chávez ha planteado una política hacia Guyana que se afinca más en lo que nos acerca que en lo que nos separa. Una política que tiene en cuenta nuestra común realidad caribeña, y que sin olvidar nuestro histórico diferendo fronterizo no se obsesiona por él, avanzando en la integración en lugar de obstinarse en la división. La política de un bolivariano.
Por ejemplo, el Presidente Chávez, junto al Presidente Jagdeo, ha reactivado el proceso de Buenos Oficios auspiciado por el Secretario General de las Naciones Unidas, al tiempo que se ha empeñado en promover una carretera binacional, un acuerdo de cooperación pesquera o la formación de estudiantes guyaneses en programas educativos de la Revolución.
Observemos el panorama: el Presidente de un país que fue objetivo militar para la godarria venezolana y que percibió, en consecuencia, a Venezuela como una amenaza, viene ahora a reafirmar su adhesión a Petrocaribe y a explorar mecanismos de cooperación en el marco del ALBA. Esta especia guyanesa le va a quemar la boca a más de un amargado.
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